Estrés y sistema inmunitario: apoya las defensas del organismo con fitoterápicos
Lo estrés no es más que un mecanismo de defensa de nuestro organismo: un mecanismo, por cierto, importantísimo, ya que nos permite reaccionar de la mejor manera en condiciones de emergencia. Sin embargo… hay un sin embargo, naturalmente: en períodos de estrés particular, especialmente cuando este se prolonga en el tiempo, nuestro sistema inmunitario puede verse afectado y, por lo tanto, es necesario tomar medidas, tanto – si es posible – reduciendo las fuentes de estrés, como apoyando el sistema inmunitario, por ejemplo, utilizando remedios fitoterapéuticos como acerola y equinácea. Pero vayamos por partes.
El impacto del estrés en el sistema inmunitario
Como hemos dicho, el estrés en sí no es un factor negativo, de hecho: con este término se define una serie de reacciones que ocurren en nuestro cuerpo que nos permiten reaccionar de la mejor manera a situaciones de emergencia.Pensamos en el hombre que, en tiempos antiguos, se encontraba lidiando con animales en estado salvaje y debía decidir en una fracción de segundo si reaccionar ante la amenaza o si era más conveniente huir y actuar en consecuencia (esta reacción se llama comúnmente, precisamente, de “ataque o huida”). Pero también pensemos, en tiempos modernos, en cuando alguien – por ejemplo, un niño – se encuentra en peligro y sin casi pensarlo tiene una reacción instintiva que lo lleva a la acción. Estas son todas situaciones de “estrés”: es intuitivo cuán importante es tener una respuesta rápida y decidida, puede ser realmente una “cuestión de vida o muerte”.
El estrés, respuesta natural a situaciones de emergencia, hoy en día es a menudo un estado crónico que puede poner en crisis nuestro sistema inmunológico: por eso nos enfermamos más cuando el estrés se hace sentir.Los fitoterápicos como la equinácea y la acerola pueden ayudarnos a mantener saludables nuestras defensas y, en consecuencia, contribuir a nuestro bienestar.
Sin embargo, hoy en día el estrés ha asumido una connotación muy diferente: las obligaciones diarias, la presencia de muchísimos estímulos, tensiones y preocupaciones hacen que nuestro cuerpo viva en un estado de alarma permanente. En otras palabras, es como si siempre estuviéramos frente a un animal salvaje listo para atacar. Aumentan los niveles de cortisol (no por nada llamado la hormona del estrés), se liberan adrenalina y noradrenalina, aumenta la presión arterial, todos los sentidos se alertan y los músculos se preparan para la acción. Se trata precisamente de una situación de emergencia que, como es fácil de intuir, debería tener una duración limitada. Pasada la situación de peligro, el cuerpo necesita volver a la normalidad.
El estrés del mundo moderno, sin embargo, hace que esta presión nunca se alivie, con resultados devastadores para el cuerpo: el estrés puede activar una respuesta anormal del sistema inmunológico, ya sea en exceso (aparición de enfermedades autoinmunes) o en defecto, tanto que en situaciones de estrés es común experimentar una mayor incidencia de infecciones. De hecho, el estrés tiene efectos directos sobre los glóbulos blancos y otras sustancias encargadas de la defensa del cuerpo.
Estrés, sistema inmunológico y respuesta fitoterapéutica
Naturalmente, el primer consejo es reducir las fuentes de estrés, tratando de encontrar espacios para la relajación y liberar la mente de los pensamientos que nos preocupan. Como suele suceder, sin embargo, la teoría es mucho más simple que la práctica: en resumen, si fuera tan fácil liberarse del estrés, todos lo haríamos de inmediato.
Cuando el estrés no se puede eliminar o al menos no se puede reducir a niveles no dañinos para el organismo, es necesario ayudar al sistema inmunológico para que pueda responder de la mejor manera y defendernos de los ataques externos.
Echinacea y acerola para reforzar el sistema inmunológico
Entre los fitoterápicos, un lugar destacado en este sentido lo ocupa la equinácea, cuyas propiedades inmunoestimulantes son ya ampliamente reconocidas. Varios estudios farmacológicos confirman de hecho que esta planta es capaz de aumentar la resistencia a las infecciones, especialmente en estados gripales y para prevenir enfermedades por resfriado.
La equinácea presenta de hecho una importante acción antiviral: esto es tanto porque es – como se ha dicho – un inmunoestimulante, como porque podríamos decir que “protege” el ácido hialurónico.Este último lo conocemos seguramente en los cosméticos, pero quizás no sabemos que, entre otras cosas, ayuda al cuerpo a protegerse del ataque de organismos patógenos.
También la acerola puede ayudar a nuestro sistema inmunitario: es riquísima en vitamina C y contiene vitaminas del grupo B, magnesio, hierro y calcio. Estimula las defensas inmunitarias, en particular gracias a una acción positiva sobre los glóbulos blancos, tiene una acción antioxidante ya que combate los radicales libres y puede ser de ayuda también en caso de tendencia anémica.








